viernes, 19 de junio de 2009

Lituania y Lorca





Mis queridos amigos:

Os traigo aquí unas fotografías sobre un lugar sorprendente en Lituania: "La colina de las crucres"

Podéis ver más aquí: http://www.porelcaminoverde.blogspot.com/

También el poema de Lorca "La casada infiel" y el mío propio como respuesta a Lorca.
El poema, que recité en el club el último día que asistí, forma parte de otros once sobre el Romancero Gitano que he compuesto y que se publicará en un libro que estoy preparando.

4.- LA CASADA INFIEL

Y que yo me la llevé al río
creyendo que era mozuela,
pero tenía marido.
Fue la noche de Santiago
y casi por compromiso.
Se apagaron los faroles
y se encendieron los grillos.
En las últimas esquinas
toqué sus pechos dormidos,
y se me abrieron de pronto
como ramos de jacintos.
El almidón de su enagua
me sonaba en el oído,
como una pieza de seda
rasgada por diez cuchillos.
Sin luz de plata en sus copas
los árboles han crecido
y un horizonte de perros
ladra muy lejos del río.
*
Pasadas las zarzamoras,
los juncos y los espinos,
bajo su mata de pelo
hice un hoyo sobre el limo.
Yo me quité la corbata.
Ella se quitó el vestido.
Yo el cinturón con revólver.
Ella sus cuatro corpiños.
Ni nardos ni caracolas
tienen el cutis tan fino,
ni los cristales con luna
relumbran con ese brillo.
Sus muslos se me escapaban
como peces sorprendidos,
la mitad llenos de lumbre,
la mitad llenos de frío.
Aquella noche corrí
el mejor de los caminos,
montado en potra de nácar
sin bridas y sin estribos.
No quiero decir, por hombre,
las cosas que ella me dijo.
La luz del entendimiento
me hace ser muy comedido.
Sucia de besos y arena
yo me la llevé del río.
Con el aire se batían
las espadas de los lirios.
Me porté como quién soy.
Como un gitano legítimo.
La regalé un costurero
grande, de raso pajizo,
y no quise enamorarme
porque teniendo marido
me dijo que era mozuela
cuando la llevaba al río.

Mi poema a "La casada infiel"
Por C.P.
Ella se marchó del río,
la bata desabrochada,
los botones se han perdido.
Ella se entregó de noche,
ella tenía marido.
No quisiste enamorarte,
ella de ti sí lo hizo.
Ni la arena ni los besos
manchan el amor sentido,
porque la mujer que ama,
se da entera, sin prejuicio.
Y tú fiel, a tus principios,
te portaste como eres,
como chulo señorito,
le contaste a tus amigos
que se fue contigo al río
aunque estaba ya casada,
aunque tenía marido.
Y si cien años viviera
iría a lavar al río
para ver si te acercabas
y arrugabas su vestido.


Un beso a todos.

Concha

1 comentario:

cristi avedillo dijo...

Es la tercera vez que intento comunicarme con Concha : me ha encantado tu versión. Gracias